De a poco nos estamos poniendo más ecológicos. Hay comunas que tienen centros de reciclado, otras donde pasa un camión a buscar el reciclaje, más áreas verdes, se fomenta el uso de la bicicleta, creación de huertos caseros, campañas de ahorro de electricidad y luces led en las farolas de las calles, edificios con paneles solares, entre muchísimas otras acciones pro planeta.
Villarrica ya no entrega bolsas de plástico en sus supermercados y ya es reconocida la Comunidad Ecológica de Peñalolén. Por lejos, mi favorito es el día del cachureo en Ñuñoa. Toda la gente saca sus cachureos a la calle y en la noche todos salen a buscar tesoros en la mugre de otros. De lo más divertido.
En estos proyectos, participan algunas municipalidades y organizaciones sin fines de lucro, que ayudan a mejorar la calidad de vida de las personas con actividades ecológicas. Se les enseña a cultivar, a trabajar en equipo, a participar activamente de una actividad sana y que le traerá todo tipo de beneficios, incluyendo una lechuga más crujiente para el almuerzo.
Estos espacios ya llevan su tiempo en Santiago y en otras regiones, pero se está haciendo algo cada vez más usual. Ahora algunos municipios están implementando medidas que involucren a la comunidad. Los vecinos se conocen, crean vínculos y cooperan en la mantención de estos espacios. La comuna de Santiago Centro tiene cinco huertos, creados con ayuda de personal técnico y de los vecinos. También hay en Estación Central, Peñalolén, Maipú, Renca, Playa Ancha y varias más. Esto además de educación “eco-cívica” en los colegios y actividades con los niños. Que de pequeños se hagan la costumbre y la idea de cuidar el medio ambiente.
Se pueden hacer proyectos más pequeños, como eco-casas para aquellos que viven en lugares en que no hay aún eco-barrios y siga viviendo en un regular-barrio. Ponga una casita de abejas y fomente la polinización. Deje vasos con agua y semillas para los pajaritos.
Ya que la humanidad casi destruye el mundo, hay que cooperar en su convalecencia y su (ojalá) pronta recuperación. Creo que la actitud que han tomado estas comunidades es muy responsable y con el ejemplo, ayudan a crear conciencia. Además que es rico salir al jardín y comerse un tomate rojo real, con olor a tomate y sabor a rojo tan fuerte, que uno se llega a poner colorado… como tomate.