Trabajo Universitario
Zuliana Araya, Concejala PPD por Valparaíso
“Yo ejercí el comercio sexual durante 33 años”
A los 13 años se escapó de su casa y comenzó a vestirse de mujer. Un par de años después entró al comercio sexual. Estuvo prostituyéndose por décadas en las calles de Valparaíso. El 2012 fue elegida concejala por la comuna de Valparaíso. Ese año se cambió el nombre. Dejó de ser Enrique y pasó a ser Zuliana, aunque en su carnet todavía dice M, de género masculino.
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En la venida Pedro Montt, en una casa antigua, quedan las oficinas municipales de Valparaíso, Allí esperan muchas personas completar sus trámites. Zuliana Araya sale de su oficina, alta y con tacos, pide permiso y se pasea entre la gente. Todas las miradas se posan en ellas. Un grupo de hombres susurra y se ríen mientras la ven caminar. Reconoce que ahora la aceptan más. Es una lucha de años la que ha llevado como presidenta del sindicato Afrodita de trabajadoras transgénero. Luego de tres décadas ejerciendo en el comercio sexual y 14 como presidenta de su sindicato, ahora es concejala. No ha sido fácil, incluso dentro de la municipalidad ha sufrido discriminaciones.
- El 15 de marzo usted presentó una querella por discriminación aquí dentro de la municipalidad, apelando a la Ley Zamudio.
- Aquí en la municipalidad hay gente muy homofóbica. Asesores del alcalde, incluyéndolo a él, y gente a su alrededor, que no me ama.
- ¿Qué pasó con esa querella?
- Todavía está. El alcalde, tuvo que haberse expresado y haber levantado la mano y haber dicho, esto no puede ser, ella es concejala, elegida por el pueblo y merece respeto. No haber aceptado que me trataran como hombre dentro del consejo.
- ¿Le ocurre que la llaman por su nombre de hombre?
- No, ya tengo nombre de mujer. De cuando fui concejala, el año 2012, que tengo mi nombre de mujer, pero yo no soy intervenida. No soy transexual. Transexual son las operadas que son ya mujeres. Yo sigo siendo transgénera, pero con nombre de mujer. En el carnet sigo con la letra M: masculino. Eso lo estamos peleando con la ley de transgénero.
- Tiene una buena relación con Alejandra González, concejala transexual de Lampa ¿Tienen proyectos en conjunto contra la discriminación o asuntos de esa índole?
- No, porque estamos muy alejadas. Cada una hace su trabajo. A veces nos llamamos. Ella está en una comuna chica. Comuna chica infierno grande. Yo me he enfrentado por mis derechos. Ella es más calladita, no como yo. Yo vengo de la calle. Yo ejercí el comercio sexual 33 años. Yo viví en la calle. Yo conozco Valparaíso por dentro y por fuera.
- ¿33 años en la calle?
- Empecé a los 13 años.
- ¿Y por qué empezó tan pequeña?
- Me arrancaba de mi casa, éramos muchos hermanos. Me vestía de mujer y mi mamá no sabía que yo era travesti.
- Y cuando empezó a salir a la calle, a los 13 años ¿comenzó de inmediato a trabajar en el comercio sexual?
- Primero yo andaba de gay, como cabra chica. En ese tiempo no podíamos andar de mujer, teníamos que andar de hombre. Pero ya después me tiré definitivamente a la calle. El 2005 recién me retiré del comercio sexual.
- ¿Por qué se retiró?
- Porque me metí a la política. A mí me gusta todo lo que es social. Trabajar con la gente.
- ¿Ha cambiado la forma en que se les mira?
- Nosotras el año 2000 hicimos el sindicato de trabajadoras. Ahí recién empezamos a ser escuchadas. Nos tenían mal catalogadas, que éramos ladronas, delincuentes y drogadictas.
- ¿Hasta qué punto eran reales esas acusaciones?
- Yo creo que había de todo, pero algunas también lo hacían por necesidad. Cuando terminaban la relación, no querían pagar y una tenía que pagarse sola. De tomar trago, teníamos que tomar, por el frío en la noche, para soportar a los clientes. A veces nos agarraban a palos, nos perseguían con pistolas.
- ¿La hirieron fuerte alguna vez?
- Si, pasé muchas cosas, pero gracias a Dios estoy con vida y salud.
- De sus 33 años trabajando en la calle ¿qué momentos recuerda más?
- Tantas cosas, sobre todo las agresiones. La policía, las torturas…
- ¿Torturas?
- Si, a nosotras nos torturaban en las comisarías. Nos amarraban en los postes cuando llegábamos vestidas de mujer. Nos metían a los calabozos desnudas. Así pasábamos a los tribunales. En las cárceles nos tiraban la comida por las rejas, como perros. Eran galerías de tres pisos, nosotras estábamos en el primero. Los hombres orinaban en nuestra comida y frente a las celdas.
- En este momento no está operada.
- Pero se mira al espejo y dice…
- Yo soy una mujer.
- ¿Le gustaría operarse?
- Ya no.
- ¿Por qué no?
- Porque la gente ya me conoce así.
- ¿Qué proyectos tiene a futuro?
- Yo creo que voy a seguir siendo concejala. Preparándome más. La política es muy mala.
- ¿Por qué?
- Es muy sucia. Dentro de mi propio partido hay gente que no me ama. Imagínate. ¿Qué se espera de la política? La misma derecha nos tiene como enfermos mentales. Por lo de la ley de transgénero, teníamos que ver sicólogos y hacer un montón de tratamientos. Nada que ver, si nacemos así, somos así. Nos sentimos mujeres. Que tengamos cuerpo de hombre es distinto, pero nos sentimos mujeres.
- ¿Cómo es el trámite completo?
- Te mandan a ver un sicólogo para ver si realmente te sientes mujer ¿Por qué nos tienen que mandar a un sicólogo? si no somos locas, somos normales, somos personas. También amamos, también tenemos sentimientos, también nos enamoramos como cualquier persona. Yo soy transgénera, me gustan las parejas hetero, que sea hombre-hombre, porque me siento mujer, necesito una pareja hombre.
- ¿En este momento tiene pareja?
- No, yo vivo el momento no más. Ya me aburrí de tener pareja cuando era cabra. Disfruto el momento y me cuido.