Trabajo universitario
Juan Andrés Quezada, editor ejecutivo revista Qué Pasa
“Yo no sabía que Dávalos se iba meter en un cosa como el caso Caval”
En 2013, el periodista comenzó una investigación sobre el hijo de la entonces ex Presidenta, con un reportaje que revelaba los negocios millonarios y lujosos gustos del joven cientista político. Fue la primera de une serie de publicaciones de la revista Qué Pasa sobre la enigmática figura del primogénito de Bachelet y que terminó con el destape del Caso Caval, escándalo que dañó el mayor patrimonio de la Presidenta: su credibilidad.
Juan Andrés Quezada comenzó su carrera como periodista en el año 1996, cuando entró a trabajar para la Revista Apsi, la primera revista de oposición en dictadura. Llegó a principios del retorno de la democracia y cuando el medio estaba a punto de cerrar. Una época que recuerda como un período de gran romanticismo, carente de medios económicos, pero de gran aprendizaje. “Eras estudiante en práctica, pero te mandaban de inmediato a hablar con ministros” dice.
De ahí partió al diario La Tercera donde se especializó en política. Fue en esta redacción donde partió su ascendente carrera, primero como periodista en la Moneda durante la presidencia de Ricardo Lagos, luego como sub editor y finalmente como editor de la sección del periódico. Una breve mudanza marcó su siguiente paso profesional que lo llevó a la edición de la revista Qué Pasa, donde hoy ocupa el asiento de director ejecutivo. Desde su primera plaza en esta publicación, Quezada junto al periodista Juan Pablo Salaberry, desenterraron los negocios y sociedades del hijo mayor de Michelle Bachelet, Sebastián Dávalos. Esta es la historia de cómo se inició la investigación en torno a la figura del hasta entonces desconocido primogénito de la Presidenta y la publicación que terminó por desenterrar el caso Caval, y que desató una de las crisis más duras que ha enfrentado Bachelet en su gobierno.
- El año 2013 se publica la primera nota sobre Sebastián Dávalos. ¿A raíz de qué nace?
- Michelle Bachelet estaba en su casa en La Reina. Estaba toda la prensa fuera de su casa esperando que hiciera una declaración, cuando no se sabía si iba a ser candidata o no. Y en eso, llega su hijo, Sebastián Dávalos, en un convertible.
- En un Lexus.
- En el Lexus blanco, el convertible y salió la foto en “Top Secret” de La Segunda. Llamó mucho la atención, el hijo, el convertible. Con un compañero, con Juan Pablo Salaberry, nos preguntamos “Oye, ¿qué hace Dávalos? ¿en qué trabajará?” y ahí nos pusimos a investigar por las vías públicas. Así llegamos a todas sus sociedades, a las empresas, a Caval. Le pedimos a él que hablara en un artículo, pero no quiso.
- Sí, pero después de todas formas les da una entrevista.
- Sí. Su esposa tampoco quiso hablar. El artículo (que habla de los negocios de Dávalos, publicado el año 2013 por la revista Qué Pasa) salió publicado. Él me llama enojado y me dice que le molestó mucho el reportaje, que lo perjudica mucho. Yo le dije que podía desmentir todo lo que quiera del artículo. Nosotros le dijimos que le habíamos ofrecido hablar, que él no había querido, que su esposa tampoco. Y le preguntamos si quería dar una entrevista. Él puso algunas condiciones para la entrevista.
- ¿Qué condiciones?
- Leerla previamente.
- Tampoco es tan terrible… Pero que pudiera corregir algunas cosas, con las que no estuviera de acuerdo. Nosotros eso no lo hacemos comúnmente, pero en este caso se justificaba un poco.
- ¿Cambió mucho la entrevista?
- No, no mucho, pero si sacó unas cosas donde metía las patas.
- ¿Cómo qué?
- Decía algunas bromas. “Si yo quiero tener un Lexus, ¿qué importa? Puedo tener un Ferrari. Es cosa mía”. Cosas así que eran políticamente incorrectas, las cambió con un periodista al lado. Y la entrevista salió publicada y fue la portada de la revista.
- Eso fue el año 2013 y ahora vuelven a retomar el tema ¿por qué?
- Porque había un juicio público. Este señor Bustos. Él demanda a Caval porque lo habían contratado como gestor de un crédito y al final él no se lo consigue, entonces no le pagan. Ahí se produce un problema y recurre a tribunales laborales y ahí pone una demanda públicamente contra Caval. Nos soplan que hay una demanda laboral y ahí nosotros vamos. Nos informan que hay un juicio y que es posible meterse a investigar.
- Con la investigación sobre Dávalos y los antecedentes recogidos ¿vaticinaron que podría estar involucrado en un caso como este?
- Así tan grave como eso, no. Sí que era una persona que tenía unas características bien especiales, que era súper riesgoso para Bachelet nombrar a su hijo en ese cargo y que iba a estar muy expuesto. En la misma Moneda había preocupación de que provocara un conflicto en algún momento. Eso yo lo sabía. Ahora que se iba a meter en una cosa como en el caso Caval, no.
- En su primera reacción Michelle Bachelet asegura que se entera por la prensa del caso. ¿Le cree?
- No tengo por qué no creerle. No tengo ningún argumento. Ahora sí, yo estuve cuando fue la crisis en la moneda y efectivamente fue súper mal manejada, pero fue mal manejada cuando explotó el caso, porque ella estaba de vacaciones. También fue difícil para las personas que no sabían que estaba pasando con el hijo, el hijo de la presidenta.
- ¿Cómo se debió haber manejado entonces?
- Es que era muy difícil para las personas que estaban acá. Por eso encuentro que los analistas que dicen “se debió haber hecho esto, se debió haber hecho lo otro”. Ahora es fácil, pero en ese momento era un tema complejo.
- ¿Cree que se debilitó la credibilidad de la presidenta?
- Todo el mundo lo ha dicho.
- ¿Pero usted lo cree?
- Sí, porque las encuestas lo dicen.
- Ya no hay vuelta atrás…
- Las últimas encuestas de esta semana a ella le dan baja popularidad, pero en política se muere muchas veces y se puede salir después. Hay muchas personas que estuvieron involucradas en casos graves y siguen en política.
- Es que también le duele a la gente que ella era un símbolo de igualdad y su hijo es el símbolo de la desigualdad misma ¿cómo se podría mejorar su imagen de aquí a futuro?
- Lo que dicen todos es que ella debería hacer un mea culpa más fuerte, hacer una condena más dura a lo que hizo su hijo. Hacer un cambio de gabinete que le dé un nuevo impulso. Tratar de recuperar el liderazgo del gobierno.