No entiendo. No le veo sentido emocionarse por un triunfo ajeno, pero ellas sí. Hablan temas futboleros que suenan todavía más fomes en sus bocas. ¿Seré así de machista?
No es machismo, pero las niñas debieran planear hijos y los niños hablar de motores y pelotas. No, es broma, pero como no entendía nada y ese tipo de conversaciones se extienden más de lo que puedo tolerar, lo encontraba horrible. Hacían esfuerzos por entusiasmarme, por explicarme el juego y para que me callara cuando estaban jugando. Yo quería conversar y ellas me hacían callar aleteándome con una mano sin despegar los ojos de la pantalla. Cuando me callaba ellas se ponían a hablar del juego.
Lo peor era cuando jugaba Chile. No me hablaban, gritaban chuchadas, se enojaban y decían cosas como «tenemos que ganar». Perdón, pero ¿»tenemos»?. Nunca habían chuteado una pelota en su vida, pero se sentían presionadas por ganar. Si Chile jugaba a horas de la madrugada y de casualidad estaba en sus casas, me despertaban, porque era importante. Si Chile perdía, era depresión y corregían el partido nombrando cada uno de los errores.
A veces llamaba a la Javi y me contestaba forzando una voz ronca terrible, la misma que hacía mi hermana chica cuando no quería ir al colegio. Cuando no le preguntaba nada por su voz (que siempre me sonó igual), sacaba ella el tema: «grité en el estadio» «maravilloso, volviendo al tema…».
El maldito fútbol se volvió un tema para mí. Juro que tomé el cuerpo D de El Mercurio y lo leí a conciencia, juro que busqué en Wikipedia las reglas del juego, juro que vi partidos para entender, pero me daba tanta lata que dejé de intentar.
No me gusta ese deporte, ni el tenis, ni ninguno. Si no los practico, no le veo el chiste a ver a otro jugar, ni mucho menos entusiasmarme por su triunfo.
Mi papá cuando eramos chicos nos llevaba a conciertos de guitarra, exposiciones de artistas nacionales y a museos. Cuando quería llevar a la Javi y a la Cata a esos panoramas, siempre se corrían. Que vean fútbol con sus papás. Mi papá dice que cuando hay partido es la mejor hora para ir a los museos, no anda nadie en las calles.